El área de salud es un espacio configurado para proporcionar consejos y orientación a todas las personas socias de nuestra entidad, independientemente de su diversidad, para mejorar su condición física y psicológica y así tener una mejor calidad de vida, promoviendo estilos de vida saludables.

El deporte no es solo una forma lúdica de ocupar el tiempo libre de manera activa, sino que, sin duda, tiene un efecto potenciador en la calidad de vida de las personas. Casi la mitad de la población practica algún deporte de forma activa, pero estas cifras varían mucho si consideramos la diversidad. De hecho, solo un 6% de las personas con discapacidad afirman tener un estilo de vida activo y, en Cataluña, un 57% se consideran sedentarias. A pesar de los beneficios de la práctica deportiva, las personas con discapacidad practican menos deporte que las personas sin discapacidad. Además, la proporción es inversa: cuanto mayor es el grado de discapacidad, menos actividad física se practica. Acceder a los centros deportivos no siempre es una tarea fácil y se enfrentan a limitaciones físicas, visuales, auditivas o cognitivas que impiden el acceso a las instalaciones de forma autónoma y segura. Además, hay que tener en cuenta las dificultades económicas, los prejuicios sociales o las dificultades para adaptar los espacios. Los desafíos y las limitaciones para acceder a los deportes de naturaleza y montaña no son menores.

El deporte tiene un papel potenciador en la calidad de vida de las personas, además de ser una herramienta muy fuerte de cohesión social, autoestima y motivación.

Modalidades de actividad física y deporte:

  • Deporte recreativo: se enfoca en el ocio, la integración y la relación social, sin la directriz del personal sanitario.
  • Rehabilitación: proporciona a la persona la máxima movilidad y ayuda a adaptarse al entorno. Se enfoca a través de la fisioterapia, los ejercicios correctivos y el fortalecimiento psíquico mediante guía y psicoterapia.
  • Deporte terapéutico: su objetivo es perfeccionar las cualidades desarrolladas en la fase inicial. Aunque se realiza mediante juegos o actividades lúdicas, no se trata de prácticas competitivas. Implica un seguimiento conjunto entre el personal sanitario (fisioterapeuta, psicólogo, médico o especialista en deporte) y el especialista en Educación Física para el retorno a la actividad física. Las actividades y/o deportes en la naturaleza y/o montaña son una herramienta de gran utilidad para la prevención, promoción y mejora de la salud de las personas. Por estas razones, queremos hacer posible que todas las personas que así lo deseen y necesiten puedan beneficiarse de ello.
  • Deporte de competición: en la calidad competitiva del deporte se busca, sobre todo, la autorrealización y el desarrollo personal a través de los éxitos, la mejora de las marcas y una mayor autonomía.

Actividades deportivas inclusivas en la naturaleza

Plantear el deporte o actividades deportivas en la naturaleza o la montaña inclusivas implica diseñar los mismos objetivos y contenidos educativos y deportivos para todas las personas, atendiendo las peculiaridades y necesidades específicas de todo el colectivo para garantizar la equidad de oportunidades. Esto requiere conocimientos específicos que van más allá de los conocimientos tradicionales impartidos en las formaciones regladas (personal técnico deportivo de montaña o CAFE) y no regladas (escuela ECAM).

El planteamiento del deporte inclusivo implica ofrecer actividades y deportes a los que puedan acceder personas con diversidad funcional que pueden estar en un proceso de rehabilitación. De hecho, el deporte tiene beneficios indiscutibles para la salud de cualquier persona y, en el caso de personas con discapacidad, puede ayudar en el proceso de rehabilitación e integración social. Es importante tener en cuenta que para algunas personas no solo será la oportunidad de demostrar su valía en un deporte, con la transferencia que puede suponer en su vida diaria, sino que puede llegar a ser una importante puerta de entrada a la integración social y un camino para la aceptación de una vida que ha cambiado. Promueve la independencia, otorga seguridad, autonomía personal, autoestima, superación de las limitaciones y desarrolla valores imprescindibles para la integración social. Esto va más allá de la importancia de los recursos humanos y materiales necesarios (incluso los mismos materiales utilizados para las actividades como una silla Joëlette o una barra direccional) para que todas las personas puedan desarrollar la práctica de las actividades en la naturaleza y la montaña en las mejores condiciones y con seguridad, no solo física sino también psicológica (emocional y cognitiva) en cualquier nivel, desde lo recreativo hasta el alto rendimiento.

Dentro del amplio concepto de la diversidad funcional encontramos diversas posibilidades según la discapacidad o la afectación y su grado de intensidad o deterioro. Los beneficios generales son múltiples: físicos, psicológicos, de socialización, mejora de la autoestima, superación personal, integración social y bienestar vital, y mejora de la calidad de vida. Además, habría que enumerar los beneficios personales e individuales de cada persona. Pero para todos los casos, ya sean afectaciones intelectuales, motoras o sensoriales, para que pueda haber estos beneficios, es recomendable la realización de la actividad física siempre supervisada por personal profesional cualificado y con los conocimientos suficientes, necesarios e imprescindibles para el correcto desarrollo de la actividad.

Como y cuando ayudar

Ayudar a hacer ejercicio o realizar actividades en la naturaleza implica tener ciertas capacidades físicas y/o mentales que pueden no ser alcanzadas por algunas personas. Estas carencias pueden ser compensadas mediante instrumentos, tecnología o personas externas que suplan las limitaciones de cada uno. Esto es muy positivo para la persona, ya que le permitirá realizar la actividad que no hubiera sido posible en ausencia de estas estrategias. Por esta razón, aprovecharemos todas las estrategias que tengamos a disposición para compensar la falta de capacidades y así llevar a cabo la actividad con total seguridad.

No obstante, hay que tener una consideración: el uso de estas estrategias puede inhabilitar las mismas capacidades de la persona. Sin embargo, antes de utilizar cualquiera de estas estrategias, es necesario ser consciente de las capacidades de la persona, aprovecharlas y reforzarlas al máximo. Además, es fundamental buscar que las personas sean lo más autónomas posible y priorizar esa autonomía por encima de la dependencia de estas estrategias.

En caso de necesitar ayuda de una persona externa, se proporcionará la mínima ayuda necesaria para cubrir la necesidad de la persona, ni más ni menos. Si existe la posibilidad de suplir la necesidad con alguna ayuda técnica, esta será prioritaria frente a la ayuda de una persona externa. De esta manera, ante dos actividades, se priorizará aquella en la que la persona pueda participar de manera más activa, aunque le cueste más tiempo y esfuerzo (siempre que esté dentro de sus capacidades). La silla Joëlette es un ejemplo donde se anulan todas las capacidades de la persona y se vuelve completamente dependiente. Debemos seguir pensando y trabajando para buscar alternativas.

Atención centrada en la persona

Al ser personas voluntarias, estaremos brindando atención a otras personas. Es importante proporcionar la mejor atención posible para establecer vínculos y conexiones significativas. Por esta razón, proponemos ofrecer una atención centrada en la persona.

La atención centrada en la persona (ACP) es aplicable para cualquier persona que brinde atención a otras personas y se basa en los siguientes principios:

  • Educar y empoderar a la persona. La persona tomará sus propias decisiones, nosotros la ayudaremos, enseñaremos y acompañaremos para que tome la mejor decisión.
  • Es equitativa e igual para todos.
  • La atención debe ser flexible: adaptándose a la persona considerando sus objetivos, preferencias y capacidades, y no al revés.
  • Quienes brindan atención deben ponerse en el lugar de la persona (empatizar), respetarla y valorarla.
  • Ver y entender a las personas desde una perspectiva biopsicosocial, que las comprende como seres complejos influenciados por muchos factores diferentes (biológicos, psicológicos y sociales), y reconoce la interrelación entre estos factores. Lo contrario sería centrarse únicamente en algunos factores y olvidar otros. Por ejemplo, en el caso de un médico, enfocarse solo en la enfermedad de la persona y olvidar cómo se siente o qué comportamientos tiene en relación con ella. Un equipo multidisciplinario ayudará a valorar, comprender y tener en cuenta todas las dimensiones de la persona.

Uno de los objetivos de la ACP es enseñar a las personas a autogestionar sus limitaciones a través de un programa que se adapte a su singularidad y contexto, con el fin de lograr un proceso eficiente de empoderamiento y mejora a largo plazo.

Proceso y visión a largo plazo

Es importante enfocarnos en el proceso y buscar una tendencia positiva a lo largo del tiempo en lugar de centrarnos en resultados inmediatos. En la sociedad en la que vivimos, se valora la meta final de un proceso: alcanzar una cima, completar una ultramaratón, presentar un trabajo... Todas estas metas son la punta del iceberg que han requerido un proceso. Es la dedicación y la constancia diaria lo que permite alcanzar el desafío y lograrlo sin dificultades ni consecuencias. Además, esta punta del iceberg es un momento fugaz que viene y va, por lo tanto, es fundamental disfrutar del camino y lograr esa consistencia que permitirá alcanzar grandes desafíos.

 

La naturaleza como espacio terapéutico

Cuando hablamos de los beneficios de las actividades físicas en entornos naturales, es importante considerar modalidades específicamente terapéuticas como la Terapia de Aventura (TA), que en muchos países ya es una especialidad en el ámbito sanitario. La TA es una forma de intervención que involucra activamente a los participantes en diferentes actividades, preferentemente en la naturaleza, como la creación de confianza, resolución de problemas, juegos cooperativos, aventuras (escalada, senderismo, montañismo, etc.) o expediciones por el desierto, con el fin de facilitar experiencias significativas que les permitan potenciar un cambio en su desarrollo general. Aunque es un enfoque aún desconocido para la mayoría de los profesionales de la salud, tiene un recorrido de más de cuarenta años de desarrollo, especialmente en países como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Bélgica, Australia o Nueva Zelanda.

Definición de Terapia de Aventura (TA)

La diversidad metodológica y de programas ha llevado a la utilización de múltiples términos para definir este tipo de intervenciones que emplean actividades en entornos naturales, tales como: programas de aventuras terapéuticas (Wichmann, 1991), Consejería basada en la aventura (Fletcher & Hinkle, 2002; Schoel & Maizell, 2002), Terapia de aventura en la naturaleza (Russell et al., 2000; Russell, 2001), Wilderness Adventure Therapy (Crisp, 2006), Programas de experiencia en la naturaleza (Friese et al., 1998), Desafío experiencial (Roland et al., 1987), Actividades de aventura al aire libre (Ewert, 1989), Atención sanitaria conductual al aire libre (Russell, 2002), Terapia de aventura en la naturaleza (Pryor, 2005), Camping terapéutico (Brown, 2005) y Terapia en la naturaleza (Bacon y Kimball, 1989; Davis-Berman & Berman, 1994; Russell, 2001).

A pesar de las diferencias terminológicas, todas tienen una base común dentro de las terapias experienciales con múltiples similitudes y podrían ser denominadas de manera genérica con el término TA (Crisp, 1998; Gass, 1993a).

Por tanto, para buscar una definición general, proponemos la ofrecida por algunos de los principales exponentes, como Gass, Gillis y Russell (2012), quienes definen la TA como el uso prescriptivo de experiencias de aventura proporcionadas por profesionales de la salud mental, a menudo realizadas en ambientes naturales, que involucran kinestésicamente a los participantes en los ámbitos cognitivo, afectivo y conductual.

Programas de Terapia de Aventura (TA)

Los distintos programas y metodologías se encuentran bajo un denominador común, que es el uso de actividades realizadas principalmente en entornos naturales para llevar a cabo intervenciones psicológicas o de carácter social que involucran la participación individual o grupal, con aprendizaje de las normas comunitarias establecidas con una finalidad general de desarrollo personal. Para que una actividad llevada a cabo en el medio natural sea considerada TA, debe implicar una metodología que incluya diferentes actividades o desafíos que conlleven un gran riesgo percibido para llevar a cabo una intervención, ya sea por sí sola o como complemento a otras intervenciones.

La mayoría de los estudios publicados están relacionados con personas jóvenes con trastornos mentales, adicciones, en riesgo de exclusión social o sobrevivientes de cáncer. Estudios recientes sobre adicciones han informado sobre beneficios en la autoestima o la autoeficacia, y los programas de TA podrían ser una herramienta terapéutica complementaria al abordaje tradicional de este tipo de problemáticas (Panagiotounis, et al., 2020).

La TA puede ser una intervención eficaz especialmente cuando se realiza en entornos naturales y también podría integrarse en entornos de trabajo social, especialmente dirigidos a niños y adolescentes. Chan et al. (2020) informaron sobre efectos positivos de la TA sobre la actividad física, la fatiga, la angustia y la calidad de vida de pacientes con cáncer infantil, adolescentes y adultos jóvenes. Se destaca la necesidad de desarrollar e incorporar intervenciones de TA a una población determinada y evaluar su efectividad y eficacia.

En este campo más específicamente terapéutico, es donde (siguiendo la línea actual de promoción de equipos multidisciplinarios en Europa) podría confluir personal profesional sanitario con personal técnico deportivo de montaña o personas tituladas en ECAM para lograr no solo beneficios en salud, inclusión social, mejora de la calidad de vida, sino constituir una verdadera herramienta terapéutica en el medio natural.

Terapia de Aventura (TA) en CIM Project

Partiendo de los fundamentos conceptuales de la Terapia de Aventura, en CIM Project estudiaremos el uso de diversas actividades en la naturaleza y la montaña para llevar a cabo intervenciones tanto en el ámbito de la fisioterapia como en la psicología, trabajando en equipo con personal técnico deportivo de montaña y profesionales sanitarios, con el fin de promover la salud.

Utilizando una metodología experiencial pero basada en la terapia cognitivo-conductual, hemos diseñado un proyecto propio que nos permita maximizar los beneficios que pueden aportarnos las actividades realizadas en la naturaleza y la montaña. Por lo tanto, es crucial continuar investigando para determinar los efectos específicos de la TA como intervención, así como los efectos derivados del simple contacto con entornos naturales, y este es uno de los proyectos que desarrollaremos desde CIM Project.

Es un proyecto que se lleva a cabo formando grandes equipos humanos con personal técnico deportivo de montaña, voluntarios graduados, profesionales sanitarios y personas usuarias, con o sin patologías, para seguir investigando el potencial terapéutico de las diversas actividades realizadas en entornos naturales o en la montaña.